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EL DEBATE COMO HERRAMIENTA PARA EL APRENDIZAJE AUTÓNOMO

  • César Castillo
  • 17 abr 2017
  • 6 Min. de lectura

Friedrich Gauss, matemático alemán, decía que “no es el conocimiento, sino el acto de aprendizaje, y no la posesión, sino el acto de llegar allí, que concede el mayor disfrute”. Esta frase encierra mucho respecto a cómo se logra un verdadero autoaprendizaje; es con pasión y en muchos aspectos es similar a lo planteado por Alfonso Insuasty (1999). Un gran músico o artista se forma más por el placer de su quehacer que por otra cosa. La excelencia, entonces, no se logra por buscar una obra maestra desde un principio: ésta es simplemente el resultado del gusto por el proceso de aprendizaje. Ahora bien, un aprendiz autónomo es quien crea algo nuevo a partir de conocimientos previos; Insuasty lo plantea diciendo que no es simplemente archivar o repetir, sino construir sobre lo construido. El debate, y más el debate escolar, donde los estudiantes tienen acceso a información durante horas para transformarla en argumentos lógicos, utiliza los principios planteados por este autor como parte del proceso de autoaprendizaje, ya que el debatiente no es quien transmite simplemente la información, sino que la transforma y la adapta al contexto, al espíritu de cada debate y al caso planteado por el equipo contrario, todo ello con el fin de presentar el mejor caso.


Pero para conseguir esta transformación de la información, es necesario pasar de ser un simple poseedor a un transformador. Es necesario entonces el contacto con otras fuentes de conocimiento: construir, identificar, describir, aplicar y ejercitar. Por supuesto, este proceso nos dice mucho sobre cómo se debe educar, que la pedagogía es algo cuyo núcleo está por encima de la simple pasión por aprender. Pero sí analizamos el texto de Insuasty (1999) el autoaprendizaje se logra solo “por sí mismo”, lo que de inmediato nos devuelve al concepto inicial: “la pasión”. Por supuesto, existe un proceso claro de aprendizaje, pero éste se fundamenta todo en dicha pasión; digámoslo así, aunque Insuasty nos da una guía paso a paso para convertirnos en autodidactas, nos deja siempre una incógnita abierta muy grande y bastante interesante: ¿cómo motivarse a ser autodidacta?


En el debate académico la pasión del autodidacta no se genera por defender siempre las posiciones con las que se está de acuerdo; es más, muchas veces se debe defender posiciones que contradicen las opiniones personales de los estudiantes, ya que es un ejercicio de diálogo y empatía. La pasión por el aprender es generada por el amor a debatir per se: un debatiente se encontrara muchas veces en posiciones o temas que no domine pero se ve estimulado a manejar o aprender del tema para presentar el mejor caso posible. También la información que obtendrá durante el debate y el feedback o retroalimentación de los jueces estimulará su crecimiento y pasión por el debate. Se debe recordar que si bien es debate académico competitivo (y por lo general la palabra “competencia” es matizada negativamente dentro del aula), éste es un ejercicio que permite a los estudiantes esforzarse un poco más ya que no solo se mide contra otros estudiantes, sino también respecto a su crecimiento personal como debatiente. Como decía el diseñador Gianni Versace “Es bueno tener una competencia válida. Te empuja a hacerlo mejor.” Como tal, esta competencia o juego donde se asignan posiciones impulsa a los estudiantes a hacerlo mejor: es la pasión que se busca en el autoaprendizaje.


La respuesta a cómo tener autonomía del aprendizaje no debe entenderse cómo independencia sino como la facultad que permite regular el propio aprendizaje. Para desarrollar procesos de meta-cognición como docentes no debemos limitarnos a imponer tareas o deberes; esto solo lleva a un conocimiento de carácter superficial. Debemos ser conscientes de procesos y productos, ser capaces de elaborar un conocimiento sobre nuestro propio conocimiento (sobre la cognición propia), entender cómo nosotros percibimos, comprendemos, aprendemos, recordamos y pensamos. Por esto son importantes los procesos de control que ejercemos sobre nuestra propia actividad cognitiva la supervisión y evaluación, un proceso meta cognitivo debe tener procesos de autocontrol, ser supervisado este paso a paso y ser evaluado cuantas veces sea necesario. Entonces, ¿cuál es el rol del docente en el proceso de autoaprendizaje? ¿Cómo liderar estos procesos autónomos?


Los profesores o entrenadores de debate no enseñan argumentos ganadores, el argumento perfecto o irrefutable no existe. El rol de un docente en este campo se sitúa en enseñarles a sus estudiantes cómo ser capaces de reconocer sus procesos mentales a la hora de debatir. Cuáles son sus errores al recibir información, cómo ser más eficiente en la toma de datos, cómo organizar sus ideas, cómo mejorar procesos cognitivos para argumentar o refutar. El profesor de un equipo de debate no mira tanto los argumentos de sus pupilos (si bien evaluar la calidad es importante), se enfoca más en los procesos que se usó para lograrlos. La formación de debatientes se enfoca en la optimización y reflexión de procesos por encima de una base de datos gigantesca, no se forman debatientes sabios, sino debatientes versátiles. Un gran debatiente así como un gran autodidacta, no es el que sabe más de un tema, sino quien mejor se adapta ante uno nuevo.


Un fallo que pueden cometer los docentes es poner ejercicios con ausencia de indicaciones como tareas o talleres impuestos, o ejercicios que solo buscan la repetición, recitación y copia. Esto conduce a un aprendizaje superficial de poco valor para el aprendiente. Los ejercicios de instrucción detallada con un paso a paso, un proceso algorítmico y rígido que muchas veces resulta ser difícilmente utilizable o eficaz, con una metodología heterodirigida y dependiente que tampoco genera un gran valor en el proceso de aprendizaje. Asimismo, los ejercicios que constituyen orientaciones generales como consejos y recomendaciones que simplemente apelan a que el estudiante utilice un contenido textual o multimedia, tampoco proveen estrategias para el estudiante y su eficacia es nula. Entonces ¿cuál es la solución? Según lo aquí expuesto, buscar generar estrategias para favorecer el propio aprendizaje y que estas sean intencionales, conscientes y contextualizadas, no un proceso simplemente de repetición, ensayo-error o imitación.


El debate como ejercicio de orden superior, a diferencia de los anteriores busca que se aprenda el sentido de la utilidad y el valor de la estrategia, ser flexible, aprender progresivamente y de manera reflexiva. Es el secretó de la enseñanza de estos métodos estratégicos que se deben basar en traspasar la ruta de interrogantes y decisiones, identificar puntos críticos de resolución y encontrar alternativas de decisión argumentadas. Para esto lo mejor es crear ciertas fases como presentación de la estrategia, practicar con la estrategia aprendida y finalmente el dominio de la estrategia aprendida porqué el conocimiento que tenemos de nuestras propias capacidades, habilidades y experiencia, no son el único aspecto a tener en cuenta en el proceso de meta cognitivo debido a que por ejemplo el conocimiento de la naturaleza de un proceso meta cognitivo particular no garantiza en muchos casos que ese conocimiento vaya a ser empleado, podemos conocer un proceso y su teoría pero si fallamos en su puesta en práctica no se está ejecutando la meta-cognición en su accesión básica; es en esto en que radica la importancia de la práctica y el dominio de la estrategia para la meta cognición y el aprendiente autónomo. El debate académico puede parecer una práctica repetitiva y monótona en un principio, algunos estudiantes cuestionan el valor de reunirse en un grupo varias veces por semana a debatir bajo un mismo esquema o formato de debate, pero un debatiente experimentado encuentra dentro de este esquema un sinfín de diferentes posibles debates en su puesta en práctica, esto solo se logra por medio de la práctica; así como un jugador de ajedrez ve cientos de posibles jugadas futuras en un juego, un debatiente experimentado logra ver muchos posibles debates y busca herramientas para afrontarlos. Pero esta experticia solo se logra debatiendo constantemente en un entorno altamente competitivo, pues, y me permito citar aquí al campeón nacional colombiano de debate universitario 2016, Juan Lozano, “donde el debatiente más crece y aprende no es en el aula, ni en los entrenamientos, sino en los torneos”.


Finalmente, con lo anterior solo resta por resaltar un punto. El debate competitivo es una herramienta, que busca desde el autoaprendizaje o aprendizaje autónomo que quien la use pueda construir conocimiento (partiendo de una base de conocimientos académicos y empíricos) y transformarlo de acuerdo a sus necesidades. Para ello, las ideas básicas sobre cómo deben ser la condiciones propicias para un aprendizaje autónomo planteadas por Insuasty constituyen pilares en la formación de debatientes: así, la interacción social, el uso de estrategias particulares a la práctica y el aprendizaje por medio de situaciones dadas enfrentadas en un ambiente altamente competitivo constituyen formas de aprendizaje que convierten a los debatientes en individuos mucho más rigurosos, recursivos y abiertos a las ideas nuevas o distintas. El debate puede ser, entonces, una herramienta poderosa para marcar la diferencia tanto en las aulas como fuera de ellas.


 
 
 

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